Venta de Santa Lucía Bujaraloz
21,3 Kms
Es estúpido descuidar una oportunidad inmediata para servir a Dios con la esperanza de hacer algo más grande en el futuro, ya que bien puede ser que perdamos una sin ganar la otra.
Nos levantamos y tenemos una decisión a tomar: o bien seguimos por la carretera N-II, a nuestra derecha, o bien seguimos el camino marcado con las flechas naranjas, que nos aleja de la N-II. La primera opción nos lleva al punto de encuentro en 1 km; la segunda nos lleva al mismo punto en 3 km. La ventaja de la segunda sobre la primera es que evitamos la carretera N-II, pero igualmente encontramos asfalto durante 1,5 km. El peregrino decide.
Si se sigue por la N-II, tan sólo seguir recto, teniendo mucho cuidado con el tráfico. El punto de encuentro con los que hayan seguido la segunda opción es el cruce con la carretera que llega desde Quinto y se dirige a la Venta de Santa Lucía.
Si se sigue la segunda opción, por el camino de tierra, hemos de tomar a nuestra derecha un camino que nos aleja de la carretera nacional. Lo seguimos todo de frente sin desviaciones, hasta llegar a la carretera A-1105, que va a Quinto. La tomamos a la izquierda y subimos hasta la Nacional II.
A 50 m de la N-II, tomamos un camino de tierra a nuestra derecha y lo seguimos de frente, sin tomar ninguna de las intersecciones que lo cruzan. En caso de duda, hemos de seguir lo más paralelos posibles a la N-II, que nos sirve de guía, siempre a nuestra izquierda. Llegamos la gasolinera Elf.
Seguimos el camino de tierra que sale de la Gasolinera y que continúa con el que ya llevábamos. Vamos siempre en paralelo con la N-II, a nuestra izquierda. A 5 km de la Gasolinera, nuestro camino de tierra cruza la N-II y seguimos en paralelo, ahora con la N-II a la derecha. Todo de frente, sin tomar ninguna desviación, vamos acompañando la N-II que nos deja en Bujaraloz. Por la calle de Santiago, llegamos a la Plaza Mayor.
BUJARALOZ
Ayuntamiento . Tel: 976 173 175
Hostal El Español** . (reducción de precio para los peregrinos y desayunos a partir de las 6:30h). Tel: 976 173 192 / 976 173 043.
Hostal La Parrilla Monegros II . Tel: 976 173 230.
Hostal Las Sabinas . Tel: 976 179 328. (descuento para los peregrinos)
VENTA DE SANTA LUCÍA
Taxi Carlos (Bujaraloz) . Tel: 608 782 616 (taxi de 5 y 8 plazas)
Taxi José Mª Franco (Pina de Ebro) . Tel: 618 543 767
Tal vez parezca demasiado corta esta etapa, pero después del largo camino de la anterior etapa, no va mal hacer una corta y descansar. La erosión ha convertido esta zona de España en un “casi desierto”, que el hombre trata de salvar con sus regadíos forzados. Grandes llanuras nos acogen a lo largo del seco camino. No vamos a encontrar árboles ni sombras que nos ayuden.
BUJARALOZ: Población pequeña, de unos 1000 habitantes, que dedica su iglesia barroca al apóstol Santiago, aunque el patrón del pueblo es San Agustín. Se dice que hubo una época en que San Fabián y San Sebastián eran los patronos de Bujaraloz. Pero estos patrones, al no hacer nada ante una temible plaga de langosta que vino de África, las gentes de Bujaraloz decidieron buscar otro patrono que luchase contra la langosta. Lo que hicieron fue introducir papeletas en una urna con el nombre de los santos candidatos a ser patronos. Tres veces se sacó una papeleta al azar, y tres veces salió elegido San Agustín. Lo curioso del caso es que el nombre de San Agustín no fue escrito en ninguna de las papeletas. Se la llama la “capital” de los Monegros, que comprende 31 municipios. Nos ofrece restaurante, supermercado, farmacia y banco.
A unos 10 km al sur de Bujaraloz encontramos un paisaje peculiar salpicado de numerosas lagunas saladas que en verano, por efecto de la evaporación se convierten en extensas láminas de sal. La Laguna de la Playa es la laguna más importante (una superficie de 2 por 3 km), en la carretera a Sástago.
Anotaciones: Seguimos acompañando a Jesús, en su camino hacia la cruz. No olvidemos la “oración preparatoria”. Ahora especialmente hemos de pedir el don de orientar nuestra vida a la voluntad de Dios, única fuente de salvación y de felicidad. Recordemos que el coloquio final es muy importante. Vamos entrando en ese conocimiento interno de Jesús sufriente, que ha de dar fuerza a nuestro compromiso de vida. Hablamos de esto con nuestro “amigo” en el coloquio al final de la oración y durante el día.
Petición: Ruego al Padre el don de ser capaz de sentir dolor con Cristo en su dolor, angustia en la angustia de Cristo, e incluso la experiencia de las lágrimas y del dolor profundo por todas las aflicciones que Cristo va a padecer por mí.
Reflexiones: Después de tantos días caminando con Jesús, ya sabemos que su vida está en peligro. Él lo sabe también. La gente no entiende. El reino de Dios padece violencia, y el enemigo es poderoso. Como dijo el profeta, nuestros corazones se han convertido en corazones de piedra. No estamos dispuestos a cambiarlo. Nos sentimos fuertes con nuestro núcleo duro, y el tierno corazón misericordioso de Dios no nos resulta una opción atractiva. Jesús nos interpela, pero no queremos oír. Jesús se siente entristecido, pero no puede cambiar eso. Como discípulo suyo, me siento incómodo en esta situación. No entiendo tampoco. Me siento cansado. Jesús me ve, y me pide que vaya con él y que me relaje. Las cosas no van a ser más fáciles en Jerusalén.
En Jerusalén, Jesús cena por última vez con sus discípulos. Y realiza un gesto extraordinario y sorprendente. Para reafirmar, de nuevo y con más fuerza, que en el reino de Dios el liderazgo es el liderazgo del servicio, no el del poder, Jesús, el Señor, toma sobre sí el trabajo de un siervo del hogar, y lava los pies sucios de los invitados a la cena. ¿Podríamos imaginarnos a Jesús lavándonos los pies a nosotros? Durante la cena, Jesús parte el pan y, con el vino, lo comparte con sus discípulos; y les pide que hagan esto en memoria suya. Imaginemos en cuántos lugares y cuántas generaciones a lo largo de la historia, han repetido este momento concreto en la Eucaristía. No es sólo la forma con la que los cristianos recuerdan a Jesús, sino la comunicación de la vida, la unión íntima con El. El pan y el vino que Jesús nos ofrece son su propio cuerpo y su propia sangre, entregada por nosotros.
Recordemos que Ignacio nos invita a orar contemplativamente, haciéndonos formar parte de las escenas que contemplamos, como llenando los espacios en blanco de las historias del Evangelio. Las narraciones de la pasión se prestan muy especialmente a este tipo de oración contemplativa. Al referirse a la Última Cena, por ejemplo, en la que Jesús, “después de comer el cordero pascual, y acabada la cena, les lavó los pies y les dio su Santísimo Cuerpo y su Preciosa Sangre a sus discípulos.” Ignacio nos invita a que veamos a las personas en la cena; que reflexionemos sobre nosotros mismos, y tratemos de sacar algún provecho de ello; que escuchemos lo que dicen; que veamos lo que están haciendo.”
Textos:
Marcos 8:34-38. “Cualquiera que quiera venir en pos de mí debe renunciar a sí mismo, debe tomar su cruz y seguirme”
Mateo 11:25-30. Sólo el sencillo puede reconocer al Mesías. El mundo no puede entender. Con mi corazón deseo el compañerismo y la intimidad que Jesús me ofrece, acojo con satisfacción la invitación a compartir su descanso, como Él comparte mi carga. Deseo ardientemente entregarme totalmente al amor y al servicio de Jesús.
Mateo 26: 26-29. Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo, lo partió y lo dió a sus discípulos y les dijo: “Tomad, comed, ésto es mi cuerpo.”
Juan: 13:1-17. Cuando acabó de lavarles los pies, Jesús se puso de nuevo su ropa, volvió a su lugar, y les dijo: “¿Sabéis lo que he hecho con vosotros?”.
Coloquio final: Igual que en las situaciones humanas de cuidado de enfermos o moribundos, nuestra presencia es a menudo más importante que nuestras palabras vacilantes, o que nuestras torpes acciones. Esto mismo es lo que hemos de pensar al acompañar ahora a Jesucristo. Más arriba hemos dicho que el coloquio debe ser como una conversación íntima entre amigos. Ahora añadimos la profundidad del sentimiento, del amor y de la compasión, que nos permite el “sólo estar” allí. Una vez más, si lo deseas, pide ser aceptado bajo su bandera, el estandarte de la Cruz. Acabar con el Padre Nuestro.
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