La Heretat Oller del Mas hoy tiene más de 1.000 años de historia, y, por eso, ya en 1522 la familia pudo acoger en su castillo a Iñigo durante su tiempo en Manresa. Testimonio de la devoción de la familia a san Ignacio es la capilla familiar del siglo XVII dedicada al santo. Generaciones se han sucedido en el castillo, pero la capilla se ha mantenido en el mismo sitio. Los peregrinos ignacianos pasan junto al castillo, que abre sus puertas para invitarlos a tomar una copa de vino, si disponen de tiempo para gustarlo.
El castillo medieval, originario del siglo X, respira la cautivadora historia de la familia Oller: caballeros, nobles, religiosos y maestros artesanos que han dejado huella en la historia del país. Los retratos de Joan, Bernat, Jeroni, Jaume, Bonifaci y otros Oller, pintados en la Edad Media y conservados aún hoy en las paredes del castillo, certifican esta historia única. Una historia que ahora, más de 1.000 años después, se continúa escribiendo con unos vinos extraordinarios.
Hoy, la familia Margenat es la heredera de una historia milenaria. La conservan con amor y trabajan con pasión para unirla a la modernidad de los nuevos tiempos. Los peregrinos pasan por sus campos de vid y contemplan Montserrat desde sus tierras, como lo hizo Íñigo de Loyola tantas veces entre el 1522 y el 1523. Un año de su vida en la que, con toda seguridad, visitó a los moradores del castillo del Oller del Mas
En el escudo de la familia, aparecen tres ollas de oro sobre un fondo rojo. Y es que Oller, significa “el que hace ollas”. Por esto, en medio de los viñedos hay un horno de piedra seca del siglo XIII. Un horno que en el siglo XXI se ha vuelto a encender, para volver a hacer nuevas ollas con la tierra de la finca.