sutri campagnano
24,7 km
El camino de la vida está hecho de metas y sueños; es el peregrino quien da sentido a cada paso que da.
Una etapa sin grandes desniveles, con bonitos paisajes, caminos entre campos de avellanos y con el precioso regalo de las cascadas del Monte Helado, que nos refrescan la mirada. Peregrinando en primavera, las flores amarillas, blancas y rojas son muy abundantes, lo que contrasta con el verde de los campos bien regados por la abundante lluvia. No hay que contar con encontrar fuentes, así que mejor llenar las botellas al pasar por los pueblos.
La salida desde Sutri se hace siguiendo la carretera, pasando a nuestra derecha la necrópolis etrusca. Estamos en la Via Cassia que va a Roma. Las señales que marcan la Via Francígena son bastante claras. Hemos de tener mucho cuidado con la carretera: los coches van muy rápido y no hay un camino segregado para los peregrinos, así que hemos de vigilar mucho en esos 600 metros de carretera. Después de un semáforo, siguiendo las señales de Via Francigena, giramos a la derecha en una carretera secundaria, que tampoco tiene camino segregado para caminantes, pero que no tiene mucho tráfico. Después de 1,5 km de carretera asfaltada, giramos a la izquierda por un camino de tierra, que en menos de 1 km desemboca en otro, que tomamos a la izquierda. Los campos de avellanos son omnipresentes. Seguimos por ese camino de tierra, todo recto, sin desviarnos, durante 3 km más, hasta llegar a una fuente a nuestra derecha, en la entrada al Golf Nazionale. Seguimos las indicaciones de la Via Francigena, girando a nuestra derecha, para seguir en la carretera asfaltada. Siempre por la misma carretera, en 700 m dejamos a la derecha una bifurcación que no tomamos. Más campos de labranza y de avellanos nos acompañan en un camino sin tráfico rodado. Seguimos 2,3 km más hasta llegar al pueblo de Monterosi, donde los peregrinos pueden descansar, sellar la credencial, y prepararse a la segunda parte de esta etapa.
Salimos de Monterosi girando desde la Via Roma a nuestra izquierda en la Piazza Garibaldi. Pasamos junto a la Chiesa di San Giuseppe y nos dirigimos hacia la autopista, que cruzamos por el puente, a 300 m. En otros 300 m encontramos un camino de tierra segregado de la carretera, que tomamos para evitar entrar en la autopista. Las señales de la Via Francigena nos ayudan. En 500 m giramos 90 grados a nuestra izquierda por un camino que no aleja de la autopista y nos lleva por los campos y una zona residencial. Siempre recto por el mismo camino, en 3 km cruzamos una carretera asfaltada y seguimos hacia el Agroturismo Il Cascinone. El camino sube y baja en pequeñas ondulaciones que nos ayudan a ver mejor el paisaje. Campos de hierba que se cubren de flores amarillas, rojas y violetas al llegar la primavera. En 2,2 km nuestro camino acaba en otro que tomamos a la derecha. 600 m después, volvemos a girar a la derecha, en dirección al parque del Valle del Treja y las Cascadas del Monte Gelato. Merece la pena el descender hasta el río y contemplar las cascadas, que refrescan el Camino.
Volvemos a la carretera asfaltada y seguimos las indicaciones de la Via Francigena. En 400 m encontramos una bifurcación y tomamos a la izquierda. En 800 m se acaba nuestro camino, después de ir subiendo progresivamente, y giramos a la derecha. Todo lo que sube, baja y volvemos a subir, pero sin demasiada pendiente. Nuestro camino acaba en 1 km y volvemos a girar a la derecha, siguiendo la carretera. En 3 km, siempre en el mismo camino, llegamos cerca de la depuradora de aguas de Campagnano, y el pueblo se puede ver ya en lo alto de una colina. Ahora sí tenemos una fuerte subida de 600 m hasta las primeras casas del pueblo antiguo.
Por unas estrechas calles nos dirigimos hacia la parroquia, iglesia de San Giovanni Battista, y seguimos contemplando las bonitas casas de piedra hasta llegar a la plaza mayor y la Comune di Campagnano di Roma. Algunas tiendas y restaurantes en esta parte antigua del pueblo pueden ser lugar para pararse. Si se desea, se puede seguir caminando 1 km por dentro del pueblo, hasta el Centro Parroquial y Oratorio di San Giovanni, que aloja el refugio de peregrinos parroquial.
MONTEROSI
Le 3 Sorelle – Via Ernesto Capponi, 28- Tel: +39 3339258622 [email protected]
La Campana – Via Roma, 5 – Tel: +39 3333999639- [email protected]
CAMPAGNANO
Case nel Borgo – Via di Sant’Andrea, 65 – Tel: +39 3316004982 – [email protected]
The Smiling Oak – Strada del Sorbo, 1 – Tel: +39 069042137 – [email protected]
Ristorante Albergo Benigni – Via della Vittoria, 13 – Tel: +39 069042671 – [email protected]
Domus Francigena – Via zuccari, 35 – Tel: +39 069041632/ +39 3284483064 – [email protected]
Al Corso – Corso Vittorio Emanuele 49- Tel: +39 3428082215 – [email protected]
Ostello per pellegrini – Via di Sant’Andrea, snc – Tel: +39 3316004982 – [email protected]
Parrocchia S. Giovanni Battista. Via Dante Alighieri 7. +39 06 90 41094 /// +39 333 93 81576 // Virginio: +39 366 895 2478 (gratuito, pero se pide una aportación económica voluntaria)
Transporte de equipajes en la Via Francigena Viterbo Roma
Bags Free https://www.bb-booking.com/book/ Booking Bags Free [email protected]
Associazione Mediterraid Cammina. [email protected]
Francigena Taxi (en italiano: +39 338 2868402; en inglés +39 331 6004 982)
MONTEROSI
Subido en la colina, el pueblo antiguo es una joya en la provincia de Viterbo, en la región del Lacio por la que estamos caminando. Con una población aproximada de 4.500 habitantes, Monterosi combina el encanto de un pequeño pueblo con la rica historia y belleza natural de la región. La historia de Monterosi se remonta a tiempos antiguos, con raíces que pueden rastrearse hasta la época etrusca, como Sutri. Sin embargo, su desarrollo significativo comenzó durante la Edad Media, cuando se convirtió en un punto estratégico en la Vía Francígena. Algunos lugares de Interés:
- Iglesia de Santa Croce: Esta iglesia es un hermoso ejemplo de arquitectura religiosa, con elementos que reflejan el estilo románico y gótico. Su interior alberga valiosas obras de arte sacro.
- Lago de Monterosi: Este pequeño lago cercano al pueblo es un oasis de tranquilidad y belleza natural, ideal para paseos relajantes y observación de aves.
- Palazzo Patrizi: Un palacio histórico que ha sido testigo de numerosos eventos significativos a lo largo de los siglos. Su estructura y decoración reflejan la opulencia de la nobleza local.
CAMPAGNANO
Campagnano di Roma es un pintoresco municipio situado en la región del Lacio, ahora ya en la provincia de Roma. Con una población aproximada de 11,000 habitantes, este pueblo combina la serenidad de la vida rural con la proximidad a la vibrante ciudad de Roma. Origen etrusco y crecimiento importante en la Edad Media, como los otros pueblos por los que hemos pasado. En el siglo XIII, el área pasó a formar parte del dominio de la familia Orsini, una de las familias nobles más poderosas de Italia. A lo largo de los siglos, Campagnano ha preservado su rica herencia cultural, reflejada en su arquitectura y tradiciones. Alguno de los lugares de Interés:
- Chiesa di San Giovanni Battista: Esta iglesia, construida en el siglo XV, es un excelente ejemplo de arquitectura religiosa medieval y alberga varias obras de arte sacro.
- Palazzo Venturi: Un majestuoso palacio renacentista que ofrece una visión fascinante del esplendor nobiliario de la época.
- Centro Histórico: Pasear por las calles adoquinadas del centro histórico es como viajar en el tiempo hacia la Edad Media, con encantadoras plazas, edificios antiguos y una atmósfera medieval auténtica.
Siguiendo el esquema de las etapas del Camino Ignaciano en España, ofrecemos aquí unos breves apuntes de oración para centrar el día en la presencia del Señor Jesús, camino a Roma.
Notas: Iniciamos nuestra meditación centrándonos en el objetivo de nuestra peregrinación con la oración de inicio: «Que todas mis intenciones, operaciones y acciones se ordenen a mostrar la gloria de Dios y mi vida se oriente solo hacia la alabanza y servicio de mi Señor». Deseamos orientación, queremos ordenarnos al mayor bien.
Petición: Señor, que sepa mantenerme fiel al deseo de seguirte y amarte, aún en las dificultades del Camino, en las circunstancias de la vida.
Reflexión: Nuestros planes no siempre se cumplen. Los deseos a veces quedan truncados y hay que buscar alternativas. La flexibilidad se impone como un elemento básico en el camino de la vida. Para mantener el compromiso, hay que saber estar siempre a la escucha de la realidad y de la Palabra que nos llega a través de ella. ¿Qué nos quiere decir hoy Dios en nuestro Camino? ¿Cómo se manifiesta junto a nosotros como guía y acompañante? Los primeros jesuitas hicieron votos de vivir una vida simple, en pobreza, deseando poner su futuro en la providencia de Dios. Les parecía que solo podrían ser libres si se hacían servidores del Reino. Aunque fuesen perseguidos, si se mantenían junto al Señor, no tenían nada que temer. Vivir por el Reino, poner toda la energía en el seguimiento de Cristo, que Ignacio describe como “pobre y humilde”. Ponerse al servicio de los otros, consolar a los enfermos, confortar a los que sufren, reconciliar lo que se ha dividido o roto. ¿Cómo me veo yo en ese modelo de los primeros compañeros? ¿Qué tiene de llamativo o rupturista ese modelo de vida que los primeros jesuitas inician junto con Ignacio?
Escritura:
Mateo 12, 1-15. En su caminar, Jesús inicia un nuevo estilo. Él es el modelo: “Aquí hay alguien mayor que el templo”.
Mateo 19, 16-29. No podemos asegurar nuestras vidas en la confianza de que lo tenemos todo o lo hacemos todo bien. La verdadera vida solo se gana caminando junto al Señor. Abandonarnos a la mano del Señor.
Lucas 5, 36-39. La Vida nueva hay que ponerla en personas nuevas.
Lucas 6, 27-49. Vivir lo cotidiano enmarcados por la Palabra del Señor que lo reconcilia todo. Por los frutos se conoce si el árbol es bueno.
Coloquio final: Ignacio nos invita a profundizar en la amistad con Jesús. Como un amigo habla con otro, comenta con Jesús las dudas, miedos y dificultades que sientes en tu interior. También se agradecido y muestra tu alegría por todo lo que ahora ves y comprendes. Acabar con un Padrenuestro.
Seguimos con nuestra peregrinación ignaciana, ahora con San Ignacio caminando por Italia. Seleccionamos aquí algunos episodios de su vida en estas tierras, que él mismo explicó, recogidos en su Autobiografía.
Y embarcando en una nave grande, pasó la tempestad de la cual se ha hecho mención más arriba, cuando se dijo que el peregrino estuvo tres veces a punto de muerte. Llegado a Génova, emprendió el camino hacia Bolonia, y en él sufrió mucho, máxime una vez que perdió el camino y empezó a andar junto a un río, el cual estaba abajo y el camino en alto, y este camino, cuanto más andaba, se iba haciendo más estrecho; y llegó a estrecharse tanto, que no podía seguir adelante, ni volver atrás, de modo que empezó a andar a gatas, y así caminó un gran trecho con gran miedo, porque cada vez que se movía creía que caía en el río. Y esta fue la más grande fatiga y penalidad corporal que jamás tuvo; pero al fin salió del apuro. Y queriendo entrar en Bolonia teniendo que atravesar un puentecillo de madera, cayó abajo del puente; y así, levantándose cargado de barro y de agua, hizo reír a muchos que se hallaron presentes. Y entrando en Bolonia, empezó a pedir limosna, y no encontró ni siquiera un cuatrín, aunque la recorrió toda. Estuvo en Bolonia algún tiempo enfermo; después se fue a Venecia siempre de la misma manera.
En Venecia por aquel tiempo se ejercitaba en dar los ejercicios y en otras conversaciones espirituales. Las personas más señaladas a quienes los dio son Mro. Pedro Contarini y Mro. Gaspar de Doctis, y un español llamado por nombre Rozas. Y estaba también allá otro español, que se llamaba el bachiller Hoces, el cual trataba mucho con el peregrino y también con el obispo de Cette, y aunque tenía algún deseo de hacer los ejercicios, con todo no lo ponía en ejecución. Al fin Hoces resolvió hacerlos; y después que los hizo, a los tres o cuatro días, expuso su intención al peregrino, diciéndole que tenía miedo no fuese que le enseñase en los ejercicios alguna doctrina mala, por las cosas que le había dicho un tal. Y por eso había llevado consigo ciertos libros para recurrir a ellos en el caso de que quisiese engañarle. Este Hoces se ayudó muy notablemente en los, ejercicios, y al fin se resolvió a seguir el camino del peregrino. Fue también el primero de los compañeros que murió.
En Venecia tuvo también el peregrino otra persecución, pues, había muchos que decían que había sido quemada su estatua en España y en Paris. Y pasó eso tan adelante, que se hizo proceso, y fue dada sentencia en favor del peregrino. Los nueve compañeros llegaron a Venecia a principio del 1537. Allí se dividieron para servir en diversos hospitales. Después de dos o tres meses se fueron todos a Roma para tomar la bendición para pasar a Jerusalén. El peregrino no fue por causa del doctor Ortiz, y también del nuevo cardenal Teatino. Los compañeros volvieron de Roma con pólizas de 200 o 300 escudos, los cuales le fueron dados de limosna para pasar a Jerusalén, y ellos no los quisieron tomar más que en pólizas. Estos escudos, después, no pudiendo ir a Jerusalén, los devolvieron a aquellos que se los habían dado. Los compañeros volvieron a Venecia del mismo modo que habían ido, es decir, a pie y mendigando, pero divididos en tres grupos, y de tal modo que siempre eran de diferentes naciones. En Venecia se ordenaron de misa los que no estaban ordenados, y les dio licencia el nuncio que estaba entonces en Venecia, el cual después se llamó el cardenal Verallo. Se ordenaron a título de pobreza, haciendo todos votos de castidad y pobreza.
Aquel año no había naves que fuesen a Levante, porque habían roto con los turcos. Y así ellos, viendo que se alejaba la esperanza de pasar a Jerusalén, se dividieron por el Véneto con intención de esperar el año que habían determinado, y si después de cumplido no hubiese pasaje, se irían a Roma. Al peregrino tocó ir con Fabro y Laínez a Vicenza. Allí encontraron una cierta casa fuera de la ciudad, que no tenía ni puertas ni ventanas, en la cual dormían sobre un poco de paja que habían llevado. Dos de ellos iban siempre a pedir limosna en la ciudad dos veces al día, y era tan poco lo que traían, que casi no podían sustentarse. Ordinariamente comían un poco de pan cocido, cuando lo tenían, y cuidaba de cocerlo el que quedaba en casa. De este modo pasaron cuarenta días, no atendiendo más que a la oración.
Pasados los cuarenta días, llegó el Mro. Juan Coduri, y los cuatro decidieron empezar a predicar, y dirigiéndose los cuatro a diversas plazas, en el mismo día y a la misma hora comenzaron su sermón, gritando primero fuerte y llamando a la gente con el bonete. Con estos sermones se hizo mucho ruido en la ciudad, y muchas personas se movieron a devoción, y ellos tenían con más abundancia las cosas necesarias para la vida. En el tiempo que estuvo en Vicenza tuvo muchas visiones espirituales, y muchas, casi ordinarias, consolaciones; y lo contrario le sucedió en París. Principalmente, cuando comenzó a prepararse para ser sacerdote en Venecia, y cuando se preparaba para decir la misa, durante todos aquellos viajes tuvo grandes visitaciones sobrenaturales de aquellas que solía tener cuando estaba en Manresa. También estando en Vicenza supo que uno de los compañeros, que estaba en Bassano, se encontraba enfermo y a punto de morir, y él se hallaba también en aquel mismo tiempo enfermo de fiebre. Con todo, se puso en camino, y andaba tan fuerte, que Fabro, su compañero, no le podía seguir. Y en este viaje tuvo certidumbre de Dios, y lo dijo a Fabro, que el compañero no moriría de aquella enfermedad. Y llegando a Bassano, el enfermo se consoló mucho y sanó pronto. Después volvieron todos a Vicenza, y estuvieron allá por algún tiempo los diez, y algunos iban a pedir limosna por los pueblos cercanos.
Bicicletas fácil: Seguir las indicaciones de la Via Francigena para bicicletas, que no siguen siempre los caminos de tierra de los caminantes. Mayormente asfalto y algo de camino de tierra.
Monterosi: 9,4 km
Cascada Monte Helado: 17,6 km
Campagnano: 24,7
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