barcelona sutri (Italia)
907 km
Más allá del puerto, navegando a Italia, buscando Roma.
Etapa de transición: Barcelona – Sutri
El salto del Mediterráneo lo podemos hacer con avión, para ahorrar tiempo. Íñigo de Loyola lo hizo en barco, desde el puerto de Barcelona hasta el puerto de Gaeta, al sur de Roma, pero hacer la ruta en barco nos lleva un día entero y, además, el puerto de destino será Civitavecchia, lo que tampoco es histórico. Así pues, tomamos el avión como alternativa moderna.
Desde Barcelona nos dirigimos al aeropuerto de Fiumiccino. En ese aeropuerto los peregrinos pueden decidir ir a Roma y desde allí dirigirse a Sutri, con el tren primero y el autobús de línea después, o bien desde Fiumiccino tomar un taxi o un minibús privado y dirigirse a Sutri. Después de un trayecto de 80 km y de una hora de viaje (2 horas y media si se opta por tren y bus) se llega a Sutri.
A partir de Sutri seguiremos la Via Francigena, una tradicional ruta de peregrinos muy bien señalizada y que recorren los peregrinos que vienen desde Canterbury y Francia, siguiendo lo que el obispo de ese lugar hizo en el año 990.
Sutri es un pequeño pueblo, de casas de piedra y calles estrechas. Hay alojamientos para los peregrinos, alguna tienda y algunos restaurantes, que acogen a los peregrinos siempre con los brazos abiertos. La credencial del peregrino ignaciano sirve tanto como la de la Via Francigena, así que no hay que olvidar seguir poniendo sellos de todas las localidades por las que se pasa, y recibir en Roma el certificado de peregrino que se concede en el Vaticano.
SUTRI
La Casa dei Libri – Via Furio Camillo 77 – Tel: +39 3494559282 – [email protected] – https://libri.bedsandhotels.com/#rooms
Casa Vacanze Salza – Via Ronciglione 38 – Tel: +39 338 8601088- [email protected]
L’Accoglienza di Casa Vacanze Salza nel Borgo– Via Garibaldi 47 – Tel: +39 3388601088 – [email protected]
L’Archetto – Piazza Cavour, 11 – Tel: +39 393 6660474 – [email protected]
Casa del Pellegrino – Via dei Saturnali, 10 – Tel: +39 3384181886 // +39 3333447870 – [email protected]
Platea Cavour – Piazza Cavour. 12 – Tel: +39 3292136615- [email protected]
Nerone’s B&B – Via XXIV Maggio, 57 – Tel: +39 338 3935121 – [email protected]
Maison San Francesco – Via Ponzio Aquila, 26 – Tel: +39 3358441683 – [email protected]
Maison della Cattedrale – Via Ponzio Aquila, 26 – Tel: +39 3358441683 – [email protected]
Le Terrecotte B&B – Strada Vicinale Pian Porciano snc – Tel: +39 0761 600879/ +39 0761 696576 – [email protected]
B&B il Seminario – Piazza del Comune, 37- Tel: +39 0761600751 – Tel: +39 3203119320 – [email protected]
Casa Vacanze Notti d’Oriente – Piazza dei Pisanelli, 25 – Tel: +39 3394651955 – +39 3284225196 – [email protected]
La Torretta Via Giovanni Andrea dell’Anguillara n.50 – Tel: +39 3387319488 – [email protected]
Hotel Antico Borgo di Sutri S.s. Cassia, Km 46,700- Tel: +39 0761 586988 – [email protected]
Radici Etrusche Via Statilio Tauro, 35 – Tel: +39 3496496823 – [email protected]
Platea Oche. Piazza Dell’ Oca, 8. Tel: +39 375 592 4998. [email protected] – https://www.plateaoche.com/
Hotel Sutrium. Piazza S. Francesco, 1. Tel: +39 076 1600 468. https://www.sutriumhotel.it/
Goose house. Piazza dell’Oca, 12. Tel: +39 392 0649 298 // +39 327 8988 694. [email protected]
Transporte de equipajes en la Via Francigena Viterbo Roma
Bags Free https://www.bb-booking.com/book/ Booking Bags Free [email protected]
Associazione Mediterraid Cammina. [email protected]
Francigena Taxi (en italiano: +39 338 2868402; en inglés +39 331 6004 982)
SUTRI
Sutri es un encantador pueblo ubicado en la provincia de Viterbo, en la región del Lacio, Italia. Con una población de alrededor de 3,000 habitantes, Sutri se sitúa a unos 50 kilómetros al norte de Roma y es conocido por su rica historia y su impresionante patrimonio cultural. Según las leyendas, fue fundada por el dios romano Saturno, del que procede su nombre. Se encuentra en una ubicación muy pintoresca: una pequeña colina rodeada de desfiladeros.
Sutri tiene orígenes que se remontan a la época etrusca, y su ubicación estratégica lo convirtió en un importante cruce de caminos a lo largo de los siglos. Durante la época romana, Sutri fue un próspero asentamiento conocido por su teatro y su muralla. A lo largo de la Edad Media, pasó por diversas manos, incluidas las del Papa y diferentes familias nobiliarias. La ciudad fue también un importante centro religioso, con numerosas iglesias y conventos construidos en el transcurso de los siglos.
Sutri es famosa por varias atracciones turísticas:
- Teatro Romano: Restos de un antiguo teatro romano que data del siglo I d.C., donde se celebraban representaciones y eventos.
- La Necrópolis Etrusca: Un fascinante sitio arqueológico donde se pueden ver tumbas etruscas excavadas en la roca.
- Iglesia de Santa Maria del Parto: Una iglesia medieval con una arquitectura impresionante y frescos que datan del siglo XII.
- Castillo de Sutri: Ruinas de un castillo que ofrecen vistas panorámicas del entorno.
- La concatedral de la Asunción de María se remonta a la Edad Media y su interior es de un mármol impoluto con detalles de oro. Adéntrate en ella hasta descubrir un lugar de lo más evocador: la cripta de la catedral.
Más información en la oficina de turismo. [email protected]
Siguiendo el esquema de las etapas del Camino Ignaciano en España, ofrecemos aquí unos breves apuntes de oración para centrar el día en la presencia del Señor Jesús, camino a Roma.
Notas: Iniciamos nuestra meditación centrándonos en el objetivo de nuestra peregrinación con la oración de inicio: «Que todas mis intenciones, operaciones y acciones se ordenen a mostrar la gloria de Dios y mi vida se oriente solo hacia la alabanza y servicio de mi Señor». Deseamos orientación, queremos ordenarnos al mayor bien.
Petición: Señor que acepte las contrariedades, los obstáculos en mi camino, y que aprenda a confiar solo en Ti.
Reflexión: Considerar aquí la dificultad de un viaje hacia lo desconocido. Ignacio, el Peregrino, no sabe lo que va a pasar, cómo va a superar los obstáculos que la enfermedad no cesa de plantearle. Las puertas cerradas, la documentación insuficiente, como un indocumentado, la falta de dinero… y aún y así, seguir caminando. La vida como peregrinación constante. Somos peregrinos. Jesús camina por Tierra Santa de Galilea a Judea y vuelta a empezar varias veces. En su caminar encuentra problemas, dificultades, rechazos… incluso de su propia gente. Solo la confianza puesta en su Padre le mantiene en el Camino. ¿Cómo vivo yo mi vida de peregrinación? ¿Cómo enfrento las dificultades? ¿Qué me mantiene en el Camino?
Escritura:
Mateo 13, 54-58. Jesús no es aceptado y el rechazo le bloquea en su misión.
Mateo 20, 17-28. Jesús no oculta las dificultades del camino. Los discípulos no entienden: buscan la recompensa final, después de pasar todas las dificultades de la peregrinación. Solo los que se ponen al servicio de los otros olvidándose a sí mismos, los humildes, podrán alcanzar la meta final.
Marcos 4, 35-41. El miedo nos bloquea y no deseamos seguir caminando en la incertidumbre, no nos fiamos de Dios. Jesús, como un niño en los brazos de su madre, duerme confiado.
Coloquio final: Ignacio nos invita a profundizar en la amistad con Jesús. Como un amigo habla con otro, comenta con Jesús las dudas, miedos y dificultades que sientes en tu interior. También se agradecido y muestra tu alegría por todo lo que ahora ves y comprendes. Acabar con un Padrenuestro.
Autobiografía
Seguimos con nuestra peregrinación ignaciana, ahora con San Ignacio caminando por Italia. Seleccionamos aquí algunos episodios de su vida en estas tierras, que él mismo explicó, recogidos en su Autobiografía.
Tuvieron viento tan recio en popa, que llegaron desde Barcelona hasta Gaeta en cinco días con sus noches, aunque con harto temor de todos por la mucha tempestad. Y por toda aquella tierra se temían de pestilencia; más él, como desembarcó, comenzó a caminar para Roma. (…) Y llegados a una ciudad que estaba cerca, la hallaron cerrada; y no pudiendo entrar, pasaron aquella noche en una iglesia que allí estaba, llovida. (…) A la mañana no les quisieron abrir la ciudad; y por de fuera no hallaban limosna, aunque fueron a un castillo que parecía cerca de allí, en el cual el peregrino se halló débil, así del trabajo de la mar, como de lo demás etc. Y no pudiendo más caminar, se quedó allí; y la madre y la hija se fueron hacia Roma. Aquel día salieron de la ciudad mucha gente; y sabiendo que venía allí la señora de la tierra, se le puso delante, diciéndole que solo estaba enfermo de debilidad; que le pedía le dejase entrar en la ciudad para buscar algún remedio. Ella lo concedió fácilmente. Y empezando a mendigar por la ciudad, halló muchos cuatrines, y rehaciéndose allí dos días, tornó a proseguir su camino, y llegó a Roma el Domingo de Ramos.
Donde todos los que le hablaban, sabiendo que no llevaba dineros para Jerusalén, le empezaron a disuadir la ida, afirmándole con muchas razones que era imposible hallar pasaje sin dineros; más él tenía una grande certidumbre en su alma, que no podía dudar, sino que había de hallar modo para ir a Jerusalén. Y habiendo tomado la bendición del papa Adriano sexto, después se partió para Venecia, ocho días o nueve después de pascua de resurrección. Llevaba todavía seis o siete ducados, los cuales le habían dado para el pasaje de Venecia a Jerusalén, y él los había tomado, vencido algo de los temores que le ponían de no pasar de otra manera. Mas dos días después de ser salido de Roma empezó a conocer que aquello había sido la desconfianza que había tenido, y le pesó mucho de haber tomado los ducados, y pensaba si sería bueno dejarlos. Mas al fin se determinó de gastarlos largamente en los que le pedían, que ordinariamente eran pobres. Y lo hizo de manera, que, cuando después llegó a Venecia, no llevaba más que algunos cuatrines, que aquella noche le fueron necesarios.
Todavía por este camino hasta Venecia, por las guardas que eran de pestilencia, dormía por los pórticos; y alguna vez le acaeció, en levantándose a la mañana, topar con un hombre, el cual, viéndole tan mal, con grande espanto se puso a huir, porque parece que le debía de ver muy descolorido. Caminando ansí llegó a Choza, y con algunos compañeros que se le habían unido supo que no les dejarían entrar en Venecia; y los compañeros determinaron ir a Padua para tomar allí cédula de sanidad, y ansí partió él con ellos; mas no pudo caminar tanto, porque caminaban muy recio. Dejándole, cuasi noche, en un grande campo; en el cual estando, le apareció Cristo de la manera que le solía aparecer, como arriba hemos dicho, y lo confortó mucho. Y con esta consolación, el otro día a la mañana, sin adquirir la cédula de salud, como (creo) habían hecho sus compañeros, llega a la puerta de Padua y entra, sin que las guardas le demanden nada; y lo mismo le acaeció a la salida; de lo cual se espantaron mucho sus compañeros, que venían de tomar cédula para ir a Venecia, de la cual él no se procuró.
Se mantenía en Venecia mendigando, y dormía en la plaza de San Marcos; más nunca quiso ir a casa del embajador del emperador, ni hacía diligencia especial para buscar con que pudiese pasar; y tenía una gran certidumbre en su alma, que Dios le había de dar modo para ir a Jerusalén; y esta le confirmaba tanto, que ningunas razones y miedos que le ponían le podían hacer dudar. (…) Un día le topó un hombre rico español y le preguntó lo que hacía y dónde quería ir; y sabiendo su intención, lo llevó a comer a su casa, y después lo tuvo algunos días hasta que se aparejó la partida. Tenía el peregrino esta costumbre ya desde Manresa, que, cuando comía con algunos, nunca hablaba en la tabla, si no fuese responder brevemente, más estaba escuchando lo que se decía, y cogiendo algunas cosas, de las cuales tomase ocasión para hablar de Dios; y, acabada la comida, lo hacía.
Y esta fue la causa porque el hombre de bien, con toda su casa, tanto se aficionaron a él, que le quisieron tener, y forzaron a quedarse en ella; y el mismo huésped lo llevó al Duque de Venecia para que le hablase, es decir, le hizo dar entrada y audiencia. El Duque, como oyó al peregrino, mandó que le diesen embarcación en la nave de los gobernadores que iban a Chipre. Aunque aquel año eran venidos muchos peregrinos a Jerusalén, los más de ellos eran vueltos a sus tierras por la nueva noticia que había llegado de la toma de Rodas. Todavía había trece en la nave peregrina, que partió primero, y ocho o nueve quedaban para la de los gobernadores; la cual estando para partirse, le viene a nuestro peregrino una grave enfermedad de calenturas; y después de haberle tratado mal algunos días, le dejaron las fiebres, y la nave se partía el día que él había tomado una purga. Preguntaron los de casa al médico si podría embarcarse para Jerusalén, y el médico dijo que, para allá ser sepultado, bien se podría embarcar; más él se embarcó y partió aquel día; y vomitó tanto, que se halló muy ligero y fue del todo comenzando a sanar.
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