The Ignatian Way as a Summer School of the Spirit? What a wonderful idea!
Un participante del último Camino de Georgetown Prep (Washington DC, USA), estudiante de castellano en la escuela, comparte su experiencia en breves palabras:¡Nos hemos vencido a nosotros mismos!
Siguiendo las huellas de Ignatius, hemos conocido y experimentado en directo el cambio que Ignatius enfrentó siglos antes que nosotros y los hemos aproximado a nuestros propios cambios. Nosotros entramos en un nuevo y extraño mundo cuando escogimos realizar este camino. Desde el comienzo del camino, hemos crecido gracias al contacto con la gente en España y nuestro grupo, los lugares hermosos, y las ubicaciones importantes para Ignatius. A pesar de los grandes desafíos que se nos han presentado a nosotros, hemos podido superarlos –por supuesto con el respaldo de nuestro guía el Padre Irriberri– para así entrar con más profundidad en la experiencia peregrina. En otras palabras, descubrimos más sobre nuestras vidas espirituales para acercarnos a Díos. Cada cosa de esta peregrinación nos ayudaba encontrar la manera para ser hombres mejores. Por ejemplo, el paisaje del campo hispánico y la arquitectura de las aldeas antiguas nos mostraban una vida peculiar que nunca habíamos visto. Por supuesto, todo no fue simpático: andando los caminos, nos dolían nuestras piernas como si estuviesen rotas y el sudor nos cansaba más. Muy difícil. No obstante, esto también destaca Dios en nuestras vidas. Ignatius dijo que Dios está presente en cualquier momento –incluso en nuestros retos– por lo que creo que pudímos desarrollarnos también a través del dolor y el aburrimiento de los múchos kilómetros, como Ignatius lo hizo. Es menester que reflexionemos sobre nuestros tiempos de felicidad y de agonía para crecer así en nuestra alma, peregrinando con el corazón así como con los pies. De hecho, pienso que este camino, con sus ventajas y desventajas, nos libera de nuestros pensamientos ciegos para ver Díos cara a cara. Sobre todo, nos hemos vencido a nosotros mismos, nuestras aparentes limitaciones para seguir a Jesús. Hemos vencido las distracciones de la sociedad moderna para descubrir quién somos. Por último, sugiero que cualquier persona que quiera fortalecer su fe en su Díos o vivir más cómodo en la vida cotidiana piensen en hacer este camino con Ignatius.
Gracias, Ryan Frant/Zuri AMDG