Los primeros días del Camino fueron sentimientos de asombro, anticipación y apertura mientras miraba las colinas, el río y las mini cascadas del País Vasco. Los túneles largos y oscuros con la luz del sol al final me recordaron que debía seguir avanzando hacia la luz. Me encontré luchando por seguir el ritmo más rápido de mis compañeros ya que no me había preparado físicamente para el Camino.